CONECTIVIDAD
EN SISTEMAS REGIONALES DE ÁREAS PROTEGIDAS
Santiago García Fernández-Velilla
GESTIÓN AMBIENTAL VIVEROS Y REPOBLACIONES S.A.
GOBIERNO DE NAVARRA
INTRODUCCIÓN
La pérdida, fragmentación y degradación
de hábitats naturales es actualmente el primer factor de
pérdida de biodiversidad. El paisaje de Navarra, antiguamente
dominado por comunidades naturales densas y uniformes se fue aclarando
en un proceso secular común a muchas regiones de Eurasia,
hasta formar un mosaico de cultivos y asentamientos humanos. En
una primera fase de fragmentación se observa un aumento
de diversidad biológica del conjunto al coexistir especies
de espacios abiertos o ecotonos favorecidas por la actividad humana
con poblaciones de interior o adaptadas a medios poco transformados.
Pero el proceso de fragmentación y reducción de
hábitats naturales ha continuado hasta reducir los hábitats
naturales a espacios diminutos e inconexos convertidos en islas
inmersas en una matriz de cultivos, zonas urbanas e infraestructuras
donde sobreviven los náufragos de la biota original.
La excesiva fragmentación y supresión de hábitats
naturales no sólo ha reducido la superficie disponible
para los organismos silvestres poniendo en peligro la supervivencia
de poblaciones viables tanto a escala local como regional, sino
que ha provocado la interrupción de procesos ecológicos
y la distorsión de ciclos naturales amenazando el equilibrio
dinámico y la autorregulación de los sistemas naturales.
La red de Espacios Naturales Protegidos de Navarra se ha ido
construyendo comenzando por aquellos enclaves de pequeñas
dimensiones que podían estar más amenazados o que
siendo una punto importante de concentración de biodiversidad,
presentaba una mayor vulnerabilidad ante la actividad humana.
En su mayoría son espacios fragmentados y aislados de reducidas
dimensiones e inmersos en un territorio explotado intensamente.
Si exceptuamos los tres Parques Naturales y las Reservas Naturales
de la Foz de Gaztelu, de Arbayún y la Caída de la
Negra, el tamaño medio del resto de los espacios naturales,
la mayoría de ellos sotos fluviales, es de 81 has. Muchos
de ellos se ven afectados por las obras de encauzamiento y defensa
que impiden la dinámica fluvial y la la evolución
natural de los sistemas fluviales.
La diversidad biológica es un bien común a conservar
que se concreta y distribuye sobre el territorio y cuyos componentes
ocupan preferentemente las manchas menos intervenidas realizando,
cuando todavía les es posible, desplazamientos imprescindibles
para garantizar su viabilidad a largo plazo. Muchos procesos ecológicos,
de cuyo mantenimiento depende la conservación de la biodiversidad
y nuestra propia existencia, al menos tal y como ahora la conocemos,
no se adscriben a manchas finitas y concretas del territorio sino
que requieren la existencia de flujos y desplazamientos. Así
pues, la conservación de la biodiversidad depende del mantenimiento
de la dinámica natural de un territorio. Un componente
imprescindible de esta dinámica es la conectividad entre
espacios naturales, que sólo es posible mediante la conservación
y restauración de corredores biológicos.
La evolución de las teorías ecológicas
y principalmente el reconocimiento de la dinámica de los
sistemas ecológicos y los procesos de colonización-extinción
de las especies ha hecho replantearse esta visión estática
de la conservación de la naturaleza. Prevalece la idea
de que las medidas de protección en espacios restringidos
deben ir acompañadas de una reflexión sobre la función
de reservorio del conjunto del territorio, así como sobre
las zonas tampón y los corredores, que son importantes
para asegurar la coherencia de las medidas (Burel y Baudry, 2002).
Las Directivas Comunitarias de Aves (Dir. 79/409/CEE) y de Hábitats
(Dir. 92/43/CEE) definen el marco normativo europeo para la conservación
de la Biodiversidad y establecen la designación de Zonas
especiales de Protección para las Aves (ZEPAs) y de Zonas
Especiales de Conservación (ZECs) que integraran una red
ecológica coherente formada por hábitats naturales
y hábitats de especies cuyo conjunto se denominará
Natura 2000.
A pesar de asumir conceptualmente el concepto de corredor biológico,
la directiva se limita a alentar a los estados miembros a reforzar
la funcionalidad de Natura 2000 protegiendo aquellos elementos
de paisaje que permiten la dispersión e intercambio de
especies. Sin embargo, no establece ni sugiere ningún instrumento
ni criterio de planificación concreto que permita integrar
los corredores biológicos en la estructura natural territorial
de los estados miembros; con lo que se corre de nuevo el riesgo
de que la red se convierta en un nuevo inventario de espacios
naturales aislados sometidos a regímenes variables de protección.
Los trabajos para seleccionar los espacios de Natura 2000 han
proporcionado una ocasión inmejorable para revisar la coherencia
de la estructura territorial básica de conservación
de Navarra.
Esta estructura, formada por espacios naturales lo suficientemente
grandes como para albergar a las zonas de mayor valor ecológico,
rodeados de zonas de amortiguamiento, y conectados por corredores
biológicos, nos permitirá avanzar de lo que fue
un catálogo de espacios protegidos, formado por los espacios
naturales más significativos, pero incompleto y escasamente
representativo de la biodiversidad de Navarra hasta un sistema
de espacios naturales protegidos dotado de coherencia interna
e inscrito armónicamente en el resto del territorio (Figura
1).
El presente artículo expone en primer lugar cómo
se ha definido una red de corredores biológicos como componentes
estructurales de un sistema regional de áreas protegidas
(García, 1998). En segundo lugar, se ejemplifican algunos
trabajos de definición de corredores faunísticos.
BREVE
DESCRIPCIÓN DE LA METODOLOGÍA
El objetivo de este trabajo es identificar mediante el análisis
de información georreferenciada y de ortoimágenes
las estructuras del paisaje que pueden tener un papel importante
en el diseño de corredores biológicos. Las unidades
paisajísticas son particularmente adecuadas para analizar
la integridad ecológica de un territorio intervenido a
escala regional donde es importante interrelacionar los componentes
biológicos y los procesos en que intervienen con las actividades
humanas.
Existen numerosos estudios en los que se han definido características
o atributos significativos de los elementos del paisaje a la hora
de establecer valoraciones sobre la calidad ecológica de
un área. Algunos de los más utilizados han sido
la diversidad biológica, la heterogeneidad de hábitats,
el grado de naturalidad, la rareza, la estructura del paisaje
y de las comunidades vegetales, el uso del suelo, la vulnerabilidad
ante perturbaciones antrópicas, madurez de un ecosistema,
el tamaño, la forma, el valor conector, la afinidad, fragmentación,
etc.
Para la utilización de estos atributos en la valoración
ecológica del territorio es necesario disponer de variables
indicadoras o descriptores, que sean fácilmente mensurables:
densidad de carreteras, intensidad y variedad de usos, relación
entre especies de interior/ecotono/espacios abiertos, pendiente,
accesibilidad, aislamiento, kilómetros de ecotono, permanencia
de la biomasa en el ecosistema, etc.
La bondad de uno u otro atributo dependen de su eficacia para
reflejar aquello que queremos medir, de su disponibilidad o facilidad
de cálculo a la escala de trabajo y para todo el ámbito
geográfico de actuación, así como de su independencia
de la escala elegida. Así, es frecuente tener que desestimar
excelentes descriptores por no ser aplicables de forma sistemática
a todo el territorio, ser muy costosos de obtener o ser muy sensibles
al cambio de escalas en las que operamos, lo que disminuye su
valor como indicador.
La aplicación sistemática y homogénea de
estos atributos a un territorio amplio requiere la utilización
de un S.I.G., en el que se puedan establecer automatismos de cálculo
y manejar un volumen elevado de información, siendo posible
realizar tratamientos estadísticos de la información
y plasmar los resultados en base cartográfica.
La selección de atributos permite definir nuevas coberturas
temáticas. Tras establecer un peso específico para
cada estas nuevas capas y para las clases existentes en cada una
de ellas, se ha aplicado un análisis multicriterio. El
resultado obtenido es un mapa de permeabilidad estructural del
paisaje caracterizado por una malla de recintos con diferente
aptitud como elemento conector, es decir, para favorecer los desplazamientos
de una especie o los flujos ecosistémicos.
Los resultados han sido contrastados con ortofotoimágenes
de escala 1/25.000 de lugares de los que existe un buen conocimiento
sobre el terreno.
La
superposición de esta malla con la Red de Espacios Naturales
de Navarra (RENA) y la aplicación de nuevos criterios que
permitan identificar los elementos lineales que discurran entre
los espacios de esta red siguiendo una direccionalidad natural,
nos permite obtener la red de corredores biológicos potenciales
objetivo de este trabajo. De esta manera se obtiene una primera
imagen del sistema natural sostenible de Navarra con sus tres
componentes básicos: áreas núcleo, nudos
y corredores biológicos (Figura 2).
La escala de trabajo ha sido 1/25.000, con la que se puede obtener
un aceptable nivel de resolución en trabajos a escala paisajística
y regional, pudiendo llegar a definir manchas de los distintos
tipos de hábitats superiores a 1 hectárea.
Elementos del paisaje más pequeños, como los márgenes
sin cultivar o los setos, quedan excluidos. Sin embargo, estos
microelementos del paisaje tienen una importante función
conectora y de refugio, sobre todo en zonas de uso intensivo y
en el caso de especies multihábitat , y deben ser identificados
en trabajos a escala local. Para actuaciones de constitución
de corredores a escala local es necesario adoptar escalas más
precisas (1/10.000 y 1/5.000) o que se adecuen al grano de cada
especie en el caso de corredores faunísticos .
ELABORACIÓN
DEL MAPA DE APTITUD COMO CONECTOR
Los criterios elegidos para valorar la idoneidad del territorio,
que se exponen a continuación, permiten contemplar las
siguientes variables de análisis: usos del suelo, tipo
de vegetación, heterogeneidad de hábitats, pendiente,
orientación, tamaño y forma de cada mancha, aislamiento
natural y antrópico, fragmentación, presencia de
hábitats de interés comunitario, densidad de infraestructuras
y propiedad del suelo.
Como se ha comentado, para cada uno de los mapas se ha asignado
un peso específico así como un valor para cada clase,
dentro de cada mapa. Éstos se combinan posteriormente mediante
un algoritmo, lo que permite obtener un nuevo mapa de permeabilidad
estructural del territorio con recintos cerrados, distribuidos
en las siguientes categorías según su mayor o menor
aptitud como conector:
A: Aptitud alta
B: Aptitud Media C: Aptitud
Baja D: No Apto
Se describen a continuación las coberturas temáticas
generadas.
Mapa de
Heterogeneidad:
La heterogeneidad espacial, es una medida de diversidad del paisaje
(número de elementos y manchas) y de su complejidad (distribución
o posición relativa). Puede ser cuantificada mediante el
número de tipos de vecinos de una parcela y mediante el
grado de interspersión. Este último se refiere a
la cantidad de contactos entre parcelas diferentes y nos da una
medida del grado de fraccionamiento del territorio o del número
de ecotonos. En definitiva se trata de identificar el número
de tipos diferentes de usos del suelo adyacentes a un punto y
al número de fragmentos de cada tipo, y de alguna manera,
del número de ecotonos. Se admite que, salvo en el caso
de los sistemas forestales, la heterogeneidad supone un factor
que incrementa el valor de un territorio en cuanto a su aptitud
como nudo o corredor.
Se han desarrollado numerosos índices de heterogeneidad:
el número o densidad de tipos de uso de suelo y el número
de manchas con diferente uso de suelo, el número de usos
de suelo existentes a lo largo de las diagonales de una cuadrícula,
la longitud total de ecotonos o el índice de Shannon; todos
ellos referidos a una cuadrícula como unidad superficial
de cálculo. La complejidad o sensibilidad de estos índices
a la escala de trabajo es variable.
En esta ocasión, para obtener el mapa de heterogeneidad
se ha procedido a realizar una reclasificación del mapa
de cultivos y aprovechamientos por agregación de clases.
Se consigue así un mapa de categorías con distinto
gradiente de intervención antrópica. Posteriormente,
la clase intermedia se ha sometido a análisis de vecinos
utilizando para ello el mapa bruto sin agregaciones, definiendo
una malla de 10x10 pixeles que equivalen a 100x100 m. Este tratamiento
permite reclasificar dicha clase en tres diferentes según
tengan un solo uso, dos o más de dos. Estas tres categorías
intermedias se han contrastado con el mapa de Zonas de Concentración
Parcelaria (1992) rebajándose en una clase de diversidad
aquellas zonas concentradas, excepto en el caso de los monocultivos
en los que se ha mantenido el valor de la clase; a las zonas con
un índice de barbecho superior al 30% se les ha pasado
a la clase superior; excepto el caso de los recintos con más
de dos usos a los que se les mantiene el valor de clase. Por último,
la clase de recintos de un uso único se ha cruzado con
el mapa de hábitats naturales, aumentando el valor de la
clase si el uso estaba inventariado dentro de alguna de las tipologías
de matorral.
El resultado final es un mapa con cinco clases:
Clase 1: regadío, núcleos urbanos, edificaciones
e infraestructuras. Clase 2: monocultivos de secano y repoblaciones forestales
exóticas. Clase 3: dos usos diferentes y repoblaciones de pino
carrasco Clase 4: más de tres usos diferentes. Paisaje
en mosaico Clase 5: asociaciones maduras de vegetación natural
Superficie
Aunque la idea no está exenta de controversia, se admite
que cuanto mayor sea el tamaño de la mancha mayor será
su riqueza específica y la viabilidad de las subpoblaciones.
La distancia entre las manchas condiciona los intercambios de
efectivos y los desplazamientos. Por otra parte, la fragmentación
es un fenómeno que puede ser percibido de forma muy diferente
según las especies, al igual que el grado de permeabilidad
de las barreras. De igual modo, la distancia funcional entre dos
manchas de hábitats esta en relación con la distancia
euclídea entre las mismas y la hostilidad del territorio
que las separa, que es también variable según las
especies. No obstante, en este trabajo se asume que las manchas
situadas a una distancia menor de 250 m, distancia franqueable
por la mayoría de las especies, salvo que existan barreras
impermeables, forman una única mancha funcional.
En función de la superficie se asignan tres clases:
A. Áreas mayores de 1000 has. B. Entre 200 y 1000 has. C: Áreas menores de 200 has.
Índice
de aislamiento.
Se pretende seleccionar las áreas favorables para especies
de interior y con bajos niveles de perturbación, así
como aquellas que a igualdad de extensión tengan menor
superficie de contacto o perímetro (ecotono) con los hábitats
adyacentes. Es por tanto un atributo que tiene en cuenta las variables
"tamaño" y "forma" de una mancha.
Algunos autores proponen el cálculo del índice
de aislamiento, como la superficie situada a más de una
determinada distancia de una carretera. Sin embargo, este indicador
apenas nos aporta nueva información respecto al índice
de artificialidad antes calculado, y, aún siendo muy interesante
para analizar los efectos derivados de algunas actividades humanas,
resulta insuficiente para valorar los efectos de la fragmentación
natural o derivados de cambios de uso del territorio.
Es por ello que para el cálculo de las superficies "aisladas"
se ha seguido el siguiente procedimiento:
Se ha superpuesto al mapa de heterogeneidad el de la red viaria,
generando unas "áreas buffer" en torno a las
mismas. Simultáneamente, desde el perímetro de cada
recinto hacia el interior, se ha creado un "buffer"
de 200 m. Esta medida selecciona favorablemente las áreas
con forma redondeada frente a aquellas alargadas de igual tamaño,
donde la relación entre la superficie aislada y el perímetro
es menor, y donde la afección por "efecto borde"
es menor.
Mapa
de desarrollo humano
Pretende detectar áreas poco desarrolladas sobre las
que no existan actualmente expectativas de desarrollo. Un indicador
válido de artificialidad o grado de humanización
y transformación del territorio puede ser la densidad de
carreteras. En primer lugar las condiciones de supervivencia de
la vida silvestre son superiores en áreas sin carreteras
o con baja accesibilidad. Sin considerar otros efectos inducidos,
la red viaria tiene un triple efecto directo sobre la vida silvestre:
eliminación de hábitats naturales, generación
de barreras a los desplazamientos y aumento de accesibilidad y
penetración humanos y especies generalistas o foráneas.
La densidad de carreteras es además un indicador, no
sólo de desplazamientos sino, en general, de actividades
humanas. Por ello muchos planificadores recomiendan comenzar el
diseño de redes regionales de espacios naturales protegidos
cartografiando áreas escasamente desarrolladas y con baja
densidad de carreteras.
Se han definido tres clases según intervalos de densidad
de carreteras:
A: áreas con una densidad de carreteras menor
que 0,5 Km./km2 B: áreas con una densidad entre 0,5 y 1 Km./km2. C: áreas con una densidad superior a 1 Km./km2.
Anfractuosidad
o rugosidad del terreno
Se obtiene a partir del mapa de orientaciones y del clinométrico,
que tiene en cuenta la variable "pendiente". Da una
medida de la irregularidad del terreno clasificándolo en
liso, ondulado, abrupto y muy abrupto.
El valor combinado de la pendiente y de los cambios en la orientación
del terreno da un valor de las dificultades de accesibilidad y
explotación de un terreno, coincidiendo los terrenos más
abruptos con aquellos en los que estas dificultades han favorecido
su conservación y la existencia de bajos niveles de perturbación.
La consideración exclusivamente de la variable "pendiente"
hubiera discriminado negativamente a las áreas de hipsometría
baja en favor de las áreas de montaña. En las áreas
con un valor elevado de anfractuosidad de la zona media y baja
de Navarra, el número de unidades territoriales para algunas
especies clave es mayor que en zonas llanas. Este criterio permite
considerar por tanto las condiciones de relieve y fisiográficas
favorables para la conservación seleccionando áreas
de menor antropización.
Propiedad
del suelo
Trata de asignar un peso específico decreciente según
la titularidad del suelo sea:
A. Dominio Público y Gobierno de Navarra
B. Entidades Locales y Mancomunidades
C. Grandes explotaciones particulares con pocos titulares
D. Pequeñas explotaciones con muchos titulares
Es un criterio socioeconómico con gran repercusión
en las posibilidades de mantenimiento y restauración de
un corredor pues la gestión se simplifica si el suelo es
de propiedad pública o si, siendo público, la titularidad
está poco fragmentada, lo que facilita alcanzar acuerdos
ANÁLISIS
DEL MAPA DE PERMEABILIDAD ESTRUCTURAL DE NAVARRA
La insularidad de las áreas naturales o seminaturales
de Navarra es más acentuada en la Cuenca de Pamplona, Zona
Media y Ribera, pues las áreas adyacentes son habitualmente
explotaciones agrícolas que presentan en ocasiones altos
índices de intensificación en el uso del suelo.
Tal es el caso de la estructura reticular y dispersa de sotos
y humedales asociados a tramos medios y bajos de los principales
cursos fluviales o a las cuencas endorréicas. En los ríos
los mejores sotos han quedado aislados de la dinámica fluvial
y las correcciones del cauce y desviaciones de caudal debidas
a canalizaciones, obras de defensa, regadíos ineficientes
y minicentrales hacen descender el freático aluvial y se
empiezan a observar síntomas de senectud y deterioro de
la vegetación de ribera, incluso en los espacios protegidos,
lo que revela que el modelo de protección de espacios concretos
y aislados ha fracasado. Azudes y presas no permeables impiden
los desplazamientos de las especies acuáticas. En resumen,
la conectividad lateral y longitudinal de los hidrosistemas está
seriamente dañada.
En la Navarra Media y Sur predomina el paisaje agroforestal mediterráneo
y las áreas pseudoesteparias. Ambas disfrutan en estos
momentos del dudoso honor de contener los hábitats más
amenazadas de Navarra; las primeras debido al abandono de cultivos
y pastizales; los segundos debido a la intensificación
agraria. El reconocimiento de la heterogeneidad del paisaje en
los sistemas ecológicos ha replanteado la definición
del "climax", considerado hasta entonces como un estado
de equilibrio. El concepto de dinámica de las manchas ha
provocado la noción de "metaclimax": conjunto
de subsistemas sucesionales desfasados entre sí pero igualmente
necesarios para el funcionamiento del sistema a la escala del
paisaje (Blondel, 1986). El mantenimiento de un régimen
de perturbaciones antrópicas es el responsable del "equilibrio
dinámico e inestable" existente en el mosaico de manchas
en distinta fase de sucesión y con un patrón de
distribución característico que garantiza la coexistencia
a la escala del paisaje de un gran número de especies.
Así, en el contexto del bosque mediterráneo, donde
en sentido estricto no existen especies especialistas de interior,
sino especies multihábitat, la conectividad funcional no
depende tanto de la existencia de estructuras lineales sino de
la un mosaico compuesto por alternancia de cultivos, pastizales,
linderos y bosquetes, y por la posición relativa entre
los mismos, es decir, por su patrón de distribución.
De esta manera, puede observarse como las grandes manchas continuas
de carrascal en la zona estellesa tiene menos diversidad que los
mosaicos heterogéneos y fragentados de Leoz o Ujue. La
superficie de carrascal, quejigal y matorral ha aumentado a costa
de una simplificación del mosaico.
Igual se puede decir de la pseudoestepa cerealista mediterránea
más heterogénea y biodiversa cuanto mayor es el
índice de barbecho y donde no ha habido concentración
parcelaria. Las manchas de mayor valor coinciden con las excluidas
del proyecto de regadíos del Canal de Navarra y se inscriben
a modo de islas en la matriz de futuros regadíos. Una comparación
de las superficies de estas manchas con el mapa de 1986 revela
que estas manchas se han reducido por la implantación de
extensas viñas emparradas a goteo y otros pequeños
regadíos que incomprensiblemente se han instalado en estas
áreas excluidas de intensificación agraria por el
propio estudio de impacto del Canal
Las roturaciones y eliminación de linderos, parcelas incultas
y balates, favorecidas por una indeseable aplicación del
procedimiento de concentración parcelaria, están
provocando una alarmante uniformidad y una desaparición
del característico paisaje en mosaico. Los problemas derivados
del propio diseño de las concentraciones parcelarias, así
como las actuaciones subsiguientes en los nuevos lotes a cargo
de los agricultores, afecta a todo Navarra y es, probablemente,
el mayor problema ambiental de las áreas rurales.
En el caso de los hayedos de la Navarra Atlántica y Montana,
a pesar de la ausencia de grandes espacios naturales declarados,
presentan cierta continuidad favorecida por la existencia de un
continuo arbolado y una extensa red de Montes de Utilidad Pública.
En estas áreas el problema no sería tanto la fragmentación,
tamaño o distancia entre manchas forestales adecuadas sino
un modelo de explotación silvícola que ha favorecido
la existencia de masas monoespecíficas de especies maderables,
con fustes rectos, escasos arboles viejos, madera muerta, claros
y sotobosque u otras especies fruticosas.
No es así en el caso de los robledales atlánticos
de fondo de valle. Las grandes roturaciones del pasado y los drenajes
de los suelos encharcables, intensificadas en los 80 para aumentar
la superficie de praderas forrajeras, redujeron notablemente su
extensión y aumentaron el grado de fragmentación
de las masas arboladas. La intensificación, la supresión
de setos y la eliminación de las alisedas afectaron igualmente
a la conectividad territorial y presumiblemente a las especies
de campiña.
Por otra parte, la alta densidad de carreteras, caminos rurales
y pistas forestales incrementa los niveles de perturbación
y molestias a la fauna silvestre derivadas de la accesibilidad
humana a sus hábitats naturales. El aumento de superficie
urbanizada y la proliferación de infraestructuras ha provocado
una disminución y fragmentación de la superficie
de hábitats naturales, especialmente en la Cuenca de Pamplona.
Paralelamente, se han ido perdiendo o degradando estructuras naturales
lineales que permitían flujos de componentes biológicos
y procesos ecológicos entre las manchas fragmentadas.
A pesar de todo ello y teniendo en cuenta las diferencias zonales
apuntadas, Navarra aún conserva una red funcional de corredores
ecológicos formada por la red fluvial, que aún mantiene
operativa su capacidad conectora en muchos tramos, las alineaciones
montañosas y un paisaje rural formado por un mosaico de
pastos, cultivos y manchas arboladas. A ello cabe añadir
los restos de vegetación natural que en forma de setos
y bosquetes aún se conserva en algunas y la red artificial
de vías pecuarias.
SELECCIÓN
DE CORREDORES BIOLÓGICOS
A partir del mapa de permeabilidad estructural y del de espacios
naturales prioritarios para la conservación se ha construido
la red de corredores ecológicos. A la hora de establecer
corredores y de seleccionar las manchas que deben integrarlos,
debemos atender no sólo a la permeabilidad de cada mancha,
sino también a la posición relativa entre si y con
respecto a los núcleos principales de conservación,
tratando de identificar las mejores alineaciones posibles y la
posibilidad de establecer una estructura redundante. Cabe decir
que el refuerzo de la conectividad fue uno de los criterios empleados
en la selección de núcleos prioritarios de conservación
y así por ejemplo, el rosario de enclaves y reservas naturales
que se extendían a lo largo de los cauces fluviales ha
sido sustituido en la nueva propuesta por largos tramos que incluyen
el cauce, las riberas y las zonas de inundación frecuente.
De esta manera, la propia red de espacios naturales dibuja grandes
ejes que se ven reforzados por la red complementaria de corredores
ecológicos.
Para definir dicha red se ha tenido en cuenta que existen estructuras
paisajísticas y naturales que muestran una clara direccionalidad
entre nudos y núcleos y pueden reforzar la "continuidad"
del corredor. Tal es el caso de ríos o de sierras. Las
vías pecuarias, siendo una infraestructura ganadera de
origen humano, tienen un importante valor ecológico, bien
sea por su importancia directa para la dispersión de la
vida silvestre, bien sea por la recuperación del dominio
público como hábitat natural, o bien como soporte
de actividades recreativas ligadas al medio natural y capaces
de ofrecer alternativas que permitan reducir la presión
humana sobre espacios más vulnerables.
Tanto ríos como cañadas, discurren sobre dominio
público, lo que reduce los costes de implantación
y facilita la futura gestión del corredor. En la mayoría
de los casos, el grado de intrusión en las vías
pecuarias ha sido tal que son irreconocibles sobre el terreno.
Algo similar ocurre con las riberas, que han quedado reducidas
a las márgenes del cauce.
Sin embargo, el establecimiento de una estructura natural coherente
debe ser un objetivo a largo plazo, que en ocasiones implicará
la toma de decisiones a futuro. Por lo que en la actual definición
de corredores potenciales no se debe adoptar una actitud de claudicación
y resignación ante estas intrusiones. Esto implica seleccionar
no sólo aquellas estructuras lineales que actualmente aún
mantienen cierto grado de conectividad, sino aquellas que potencialmente
pueden y deben recuperarla.
A ríos, cañadas y cadenas serranas, cabe añadir
estructuras reticuladas que han sido identificadas en el proceso
anterior.
En virtud de lo expuesto, para la obtención de los trazados
de los corredores biológicos se han superpuesto los siguientes
mapas:
Lugares de Importancia Comunitaria y áreas sensibles
para la conservación (RENA)
Permeabilidad estructural del territorio obtenido anteriormente
Red hidrológica con los cursos principales y los afluentes
principales y secundarios.
Inventario de hábitats de la Red Natura 2000.
Red de vías pecuarias
Áreas hipsométricas
Los contornos de nudos y escalas se establecen de acuerdo a su
delimitación en el mapa de aptitudes. El trazado de los
corredores que los unen entre sí y con los núcleos
tienen un ancho fijo de 1 km en corredores en el caso de estructuras
paisajísticas; para ríos se ha establecido un ancho
variable; ante la inexistencia de deslinde, salvo en tramos excepcionales,
se ha definido para delimitarlos un área buffer en cada
orilla de 5 metros en las regatas, 25 metros en los cursos altos,
50 metros en tramos medios o muy encajados, y 100 metros en los
cursos bajos de los cursos fluviales principales; este último
ancho corresponde a la zona de policía que establece la
vigente Ley de Aguas. Para las vías pecuarias se ha establecido
el ancho que les corresponde según su categoría.
La delimitación precisa del ancho y de las estructuras
redundantes a pequeña escala deben designarse en el trabajo
de definición a escala local, siguiendo la metodología
aplicada para la delimitación de los Lugares de Importancia
Comunitaria a escala 1/5.000.
En resumen, los criterios elegidos para valorar la idoneidad del
territorio como corredor biológico permiten contemplar
las siguientes variables de análisis: usos del suelo, presencia
de hábitats de interés comunitario, afinidad de
hábitats a conectar, tamaño (selección de
áreas bien conservadas menores de 200 has. no incorporadas
en las fases anteriores), hipsometría, propiedad del suelo,
linearidad y direccionalidad natural. Otros criterios de interés,
como el índice de conectividad, calculado como el inverso
del número de interrupciones- barreras o el número
de conexiones, deberán ser aplicados a escala local o en
corredores faunísticos, pues la percepción de una
barrera es diferente según las especies.
CORREDORES
FAUNÍSTICOS Y A ESCALA LOCAL
El empleo de la escala de paisaje es útil para planificar
y ordenar el territorio. De esta manera puede preverse la afección
sobre la conectividad regional de grandes proyectos de transformación
en regadío o el efecto de aislamiento o barrera que pueden
producir grandes infraestructuras. Pueden asimismo identificarse
grandes ejes conectores entre los principales ecosistemas que
a escala regional pueden definirse en un territorio, como es el
caso de los hayedos, los robledales, el monte mediterráneo
o los sistemas agrarios pseudoesteparios.
Pero
estos trabajos a escala de paisaje deben concretarse con otros
a escala local donde la resolución de la información
manejada sea más precisa y se puedan abordan con suficiente
detalles los aspectos socioeconómicos que afectan al establecimiento,
mantenimiento y gestión del corredor (Figura 4).
A la hora de establecer corredores faunísticos han de tenerse
en cuenta los requerimientos ecológicos de las especies
para las que se quieren conectar hábitats adecuados. Al
no ser posible siempre posible abordar un análisis especie
a especie que abarque a todas aquellas que deban ser objeto de
programas de conservación, se tiende a definir grupos funcionales.
La importancia de una correcta selección de estos grupos
es vital; muchos estudios sobre conectividad definen una "especie
tipo" con unos requerimientos tan difusos y generales que
los resultados son difícilmente creíbles cuando
se piensa en especies concretas.
Por otra parte, nuestros conocimientos sobre los requerimientos
vitales de muchas especies y sus desplazamientos son tan escasos
que resulta imprescindible comparar con "verdad campo"
y establecer programas de seguimiento. En definitiva, resulta
evidente que un corredor es tanto más efectivo cuanto más
concretos son sus objetivos y más se adecuen sus características
a esos objetivos.
Dentro de los planes específicos de gestión para
lugares de Natura 2000 que se vienen elaborando en Navarra, se
han abordado algunos problemas de conectividad para diversas especies
o hábitats. Se exponen brevemente a continuación
algunos de los casos estudiados.
Caso
de estudio 1: El pico mediano (Dendrocopus medius).
Situación: Su población peninsular
ha quedado relegada a subpoblaciones aisladas y muy distantes
(tres conocidas en Navarra). Sólo está presente
en robledales, que es en Navarra el tipo de bosque cuya superficie
potencial más se ha reducido y el más fragmentado.
Requerimientos: estrictamente forestal. Necesita
manchas de un tamaño mínimo de 10 has. para consolidar
territorios y de 30-40 has. para establecer una población
viable. Sus efectivos descienden notablemente por debajo de
las 100 has, considerándose un tamaño recomendable
las de al menos 300 has.
Desplazamientos: la distancia máxima de
desplazamiento comprobada entre manchas forestales es de 9 km.
Para ello necesita setos y bosquetes intercalados.
Medidas: 1. Cartografía de área
potencial de robledal higromórfico 2. Identificación
y selección de parcelas para la restauración y
de propietarios 3. Fomento de proyectos de restauración
de setos y bosquetes dentro de la convocatoria de ayudas a la
silvicultura y a la reforestación de tierras agrarias.
Caso
de estudio 2: La rana ágil (Rana dalmatina)
Situación: Esta especie esta estrechamente
ligada a los robledales encharcables de fondo de valle. Estos
robledales han sido sustituidos en gran medida por praderas
forrajeras y sus suelos drenados, lo que ha provocado una rarefacción
de la especie que se encuentra, al igual que su hábitat,
muy fragmentada. Actualmente sólo está presente
en algunos núcleos de Navarra y País Vasco.
Requerimientos ecológicos: Trama de pequeños
humedales próximos entre sí y cercanos a claros
en robledales encharcables, setos y vegetación de galería,
con una banda herbácea sombreada junto a setos.
Desplazamientos: los individuos metamorfoseados
los inician al azar desde el punto de emergencia en las charcas
hasta alcanzar pequeños claros forestales (100-200 m2)
donde encuentran alimento. Entre parcelas desarboladas se desplazan
por setos y por vegetación de galería de los pequeños
cursos fluviales, cazando en la banda herbácea más
próxima al seto. La distancia habitual comprobada de
desplazamiento es de 50-300 m., siendo la máxima de 500
m.
Medidas: 1. Delimitación del área
Natura 2000 siguiendo los valles de fondo en alineación
con la banda potencial de conexión entre los núcleos
fragmentados 2. Marcaje de metamorfoseados y seguimiento de
desplazamientos 3. Inventario de las charcas que aún
se mantienen y que han sido drenadas 4. Elaboración de
directrices de restauración y restauración de
30 charcas en los próximos seis años seleccionando
preferentemente las que favorezcan la futura conexión
entre los actúales núcleos residuales 5. Traslocación
de puestas a las nuevas balsas y seguimiento de las subpoblaciones
6. Restauración de red de setos entre las charcas 7.
Mantenimiento de una banda herbácea sin segar junto a
los setos, compensando al ganadero por la pérdida de
valor forrajero, para favorecer el desplazamiento y alimentación
de las ranas 8. Diseño de medida agroambiental para evitar
el drenaje y la intensificación de parcelas encharcables.
Caso
de estudio 3: El monte mediterráneo
Situación: la máxima diversidad
se da con mosaico de cultivos, pastizales y bosquetes de quercineas
mediterráneas. La flora y fauna de este hábitat
es propia de estados evolutivos tempranos. Los predadores alcanzan
su máximo en estos mosaicos de áreas abiertas
y forestadas con abundancia de presas típicas. La avifauna
forestal es característica de bosques eurosiberianos
que se adaptan a las condiciones mediterráneas. Sin embargo
este antiguo mosaico está desapareciendo. Los cultivos
se abandonan y los cultivos y pastizales se cubren de matorral.
La población de conejos y otras presas disminuyen y con
ellas las de predadores.
Desplazamientos: las especies son multihábitats;
se alimentan en espacios abiertos y se reproducen y desplazan
amparándose en la protección que les proporcionan
los setos, linderos y bosquetes.
Medidas: 1. Localización de corralizas
y pastores activos 2. Selección de cultivos abandonados
cercanos a las corralizas 3. Desbroce irregular de parcelas
4. Siembra con mezcla selecta 5. Instalación de majanos
y traslocación de conejos 6. Acuerdos con los ganaderos
para mantenimiento de carga ganadera y rotación 7. Construcción
de cerramientos y balsas para el ganado y la fauna silvestre.
Caso
de estudio 4: Río Arga
Situación: el tramo último del
río Arga corresponde a un río mediterráneo
de trazado meandriforme con crecidas ordinarias que renuevan
los ecosistemas ribereños y modifican con frecuencia
el trazado. Sin embargo en las pasadas décadas el cauce
fue canalizado, una minicentral se construyó en la cabecera
del tramo y los cultivos agrícolas o silvícolas
sustituyeron y cercaron a la vegetación de ribera que
ha quedado relegada a algunos menadros y a antiguos cauces abandonados.
La detracción de agua por la central y por los cultivos
es importante.
Conectividad lateral y longitudinal: la canalización
del cauce aumenta la velocidad del agua y favorece la erosión
del cauce y la evacuación rápida. Así,
la altura del cauce ha descendido varios metros y los antiguos
cauces abandonados han quedado aislados de la dinámica
fluvial siendo difícil su reconexión. El freático
aluvial ha descendido y, sin caudal de regeneración,
los bosques riparios residuales, que en su día fueron
declarados reservas naturales han ido evolucionando a etapas
maduras, simplificándose el conjunto del hidrosistema
y deteriorándose las masas arboladas. El cauce ha quedado
fijado y los procesos de erosión y movilidad de sedimentos
han sido profundamente alterados. La conectividad lateral del
cauce con los sistemas ribereños asociados ha desaparecido
al igual que la alternancia de aguas rápidas y lentas.
Por otra parte la morfología del cauce y de las márgenes
se ha modificado y han disminuido los puntos de freza y los
desplazamientos de los organismos acuáticos. En muchos
puntos la banda de vegetación riparia ha desaparecido
totalmente, se ha reducido al mínimo o ha sido sustituida
por choperas con especies clónicas.
Medidas: 1. Delimitación de zona inundable
2. Planificación de usos compatibles con la inundabilidad
y análisis de costes y beneficios 3. Acuerdos con propietarios
4. Restauración de una banda continua de vegetación
de ribera 5. Reconversión de algunos cultivos intensivos
a producción integrada; éstos a ecológicos;
éstos a chopera y éstos a soto 6. Supresión
de motas y defensas para favorecer la inundabilidad de sotos
y la conectividad lateral 7. Supresión o permeabilización
de obstáculos para favorecer los desplazamientos de fauna
acuática y la conectividad longitudinal 8. Simulación
de caudal de crecida en brazos abandonados a través de
acequias de riego 9. Adquisición de tierras 10. Aumento
de zona inundable y, a largo plazo, facilitar los desplazamientos
laterales del cauce.
REFERENCIAS
García, S., 1998. Estudio para la constitución
de una red de corredores biológicos. Dirección General
de Medio Ambiente. Gobierno de Navarra
Burel, F. & Baudry, J., 2002. Ecología
y paisaje; conceptos, métodos y aplicaciones. Ediciones Mundi-Prensa,
353 p.